La longevidad del gusano
Una de las grandes ventajas de la investigación genética en la Biotecnología, es que los resultados obtenidos en organismos simples se pueden aplicar en otros animales más complejos como el ser humano. Uno los primeros organismos de los cuales se conoció completamente su genoma —a mediados de los años sesenta—, fue el de Caenorhabditis elegans, este pertenece a la familia de los gusanos redondos o nematodos. Este organismo se encuentra ampliamente distribuido en todo el mundo y es un habitante muy común en suelos con materia orgánica abundante, así como de compostas. Su pequeño tamaño permite realizar experimentos en muchos espécimenes a la vez, ya que en una caja de Petri caben decenas de ejemplares. Además, este pequeño gusano es transparente, lo que permite observar su desarrollo celular desde su concepción. Su alimentación se basa en bacterias lo cual hace que su manutención sea muy barata.
La modificación de los genes del C. elegans ha contribuido a entender la vejez no solo como un proceso que se da por factores ajenos al organismo, como el ambiente; sino también como un proceso interno de las células regulado por la genética. La muerte celular programada o apoptosis afecta de una forma determinante a la vida de los seres vivos. De acuerdo a las investigaciones en este organismo —que comparte una semejanza genética de hasta el 40% con él humano— todas las células presentan cambios determinantes que son resultado de un “programa de suicidio”. Este proceso tiene un papel central en numerosos procesos biológicos, que comienzan desde el nacimiento y continúan durante el equilibrio normal de los tejidos. Así mismo, se presenta en muchas enfermedades humanas como diferentes tipos de cáncer, desórdenes neurológicos y cardiovasculares, además de enfermedades infecciosas y autoinmunes.
La inhibición de algunos genes en el C. elegans han permitido aumentar hasta el doble la vida de este nematodo. Pero, ¿qué quiere decir esto?, ¿qué efectos podría tener esto sobre la vida humana?
Las repercusiones podrían comprender varios niveles. Por un lado, la creación de nuevas técnicas para atacar las enfermedades asociadas al envejecimiento, y por otro la modificación genética en nuestra especie para conseguir una vida más longeva. Sin embargo, los aspectos éticos imponen los límites a este tipo de estudios. Actualmente, esta investigación ha atrapado la atención de los científicos, ya que, el estudio de la apoptosis en el envejecimiento pretende desentrañar los misterios que regulan este proceso biológico y encontrar la “receta” para la longevidad.
