Las aves que ya no se ocultan: nuevas observaciones en Latinoamérica

Contemplar la naturaleza y su exuberancia es una actividad ideal en regiones con una vasta biodiversidad como Latinoamérica. Debido al gran número de especies de aves en dicho territorio, lugares como el Parque Nacional de Manu en Perú o la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde en Costa Rica son el sitio predilecto para de turistas y científicos para el avistamiento de estos organismos. Es en estos recónditos y salvajes lugares, y luego de varios días de recorrido, donde se logra el descubrimiento de especies que han permanecido aparentemente ocultas. Es raro que las aves silvestres se presenten por sí solas y de forma directa ante los especialistas. Sin embargo, increíbles y emocionantes apariciones de este tipo han ocurrido en la región.

En Brasil, un ejemplar de columbina de ojos azules (Columbina cyanopsis), especie que no había sido vista en los últimos 75 años, apareció frente a los ojos del ornitólogo Rafael Bessa. Aunque inicialmente no la reconoció como tal, luego de atraerla con una grabación de su propio canto y observarla directamente, el especialista la reconoció por sus característicos ojos de color azul cobalto y el plumaje castaño rojizo con puntos azules. Estos rasgos le otorgan un aspecto hermoso y deslumbrante al ave. Aunque este redescubrimiento fue realizado en el año 2015, fue revelado a finales de mayo durante el Festival Brasileño de observación de aves. Cuando Bessa mostró un video del ave, sin audio (para no revelar su canto como medida de protección), la multitud estalló en júbilo y aplausos, pues se les presentaba una especie que hasta el momento solo conocían embalsamada en algunos museos.

Especímenes de columbina de ojos azules

Una historial similar ocurrió el año pasado en Ecuador, cuando dos especímenes juveniles de vaquero brilloso (Molothrus bonariensis) aparecieron en el campus de la Pontificia Universidad Católica. Estos gorriones son muy ruidosos y presentan un color gris a negro. Normalmente se encuentran en áreas con una altitud menor a los 2 500 m, por lo que este avistamiento en Quito (ciudad ubicada a 2 800 m) representa un importante cambio de hábitat del ave. Verónica Crespo-Pérez, investigadora de la universidad, junto con un equipo de trabajo, publicaron recientemente un artículo en la revista Biodiversity Data Journal en la que analizan este desplazamiento altitudinal. Los científicos consideran que la colonización de nuevas alturas por parte del ave, entre otros factores, se debe a la creación de climas cálidos en latitudes altas debido al calentamiento global.