¿Qué sabemos después de 30 años del sismo de 1985?
- ANCLa
- 19 sept 2015
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¿Cuál es el origen del terremoto?
¿Por qué en algunos lugares de la Ciudad de México se sienten más los sismos?
A treinta años del sismo de 1985, la comunidad científica aún debate los efectos devastadores del sismo en la Ciudad de México que se originó a más o menos 400 kilómetros de distancia.
Las características geológicas de la Ciudad de México la hacen muy particular. Es una cuenca cerrada de 92,000 km2 de origen volcánico ubicada a 2240 m de altura sobre el nivel del mar, en donde originalmente se ubicaba un gran lago. La fundación de la Ciudad implicó la adaptación de una cultura nómada que con ingenio adecuó el lago para fundar su ciudad: la Gran Tenochtitlan. Los cambios en el paisaje han continuado hasta que del gran lago ya sólo quedan relictos, como Xochimilco y Texcoco.
La Cuenca del Valle de México se encuentra amenazada por varias fuentes sísmicas. El sistema de Fallas de Acambay ubicado a 100 km, es capaz de producir sismos hasta de 7 grados de magnitud Richter. Pero la mayor fuente de sismos, -como se vivió en Chile en días recientes- es el sistema de subducción en el Océano Pacífico. En este proceso se ven involucradas 2 placas tectónicas, una continental la de Norteamérica y una oceánica la de Cocos. La placa oceánica se hunde por debajo de la continental formando la cadena activa de volcanes conocida como la Faja Volcánica Transmexicana, uno de los volcanes que pertenece a esta cadena y que esta activo es el Popocatépetl.
El origen del sismo
La zona de subducción del Pacifico es en donde se originan los sismos más grandes y devastadores en nuestro continente. Los sismos en la costa del Océano Pacífico y la frecuencia con que ocurren están relacionados por lo que los geólogos conocen como tasa de convergencia entre las placas.
Las placas se mueven lentamente pero su movimiento se ve limitado por la fricción entre ellas, hasta que en un momento esta fricción cede y la placa avanza repentinamente. Cuando esto pasa la energía es liberada y viaja como ondas sísmicas, ocasionado el movimiento que nosotros el Río Balsas. sentimos. En el caso de Latinoamérica dos microplacas oceánicas son las que se hunden, la placa de Nazca que se hunde por debajo de la placa de Sudamérica y la de Cocos en Norteamérica. La tasa de convergencia calcula la velocidad a la que se hunden las placas, en el caso de Nazca es de 8 a 9 cm al año y para la de Cocos es de 5 cm. En la zona de subducción mexicana se generan sismos con magnitud del orden de 7.8 a 8.2 grados Richter.
Generalmente estos sismos no llegan a la Ciudad de México. Sin embargo, el sismo de 1985 tuvo su origen en la costa de Michoacán, enfrente de la desembocadura del Rio Balsas,
30 años de ciencia después del terremoto.
Después del terremoto de 1985, un gran número de profesionales especializados en el estudio de sismos analizó la información que se generó durante el desastre. Lo que más les llamo la atención fue la distancia a la que se originó el sismo y la magnitud que alcanzó a más de 300 kilómetros. El consenso de la comunidad de especialistas llegó a la conclusión de que el suelo por debajo del pavimento es el causante de que los sismos originados a tanta distancia intensifiquen la duración y la amplitud de la onda sísmica.

Secretaria de Protección Civil de la Ciudad de México, Mapas temáticos
Un artículo publicado en el 2006 en la revista Peligros Naturales realizada por investigadores del Departamento de Sismología, del Instituto de Geofísica, UNAM. En el que revisaron la información científica publicada durante 20 años sobre el sismo de 1985; reveló que las arcillas del antiguo lago sobre el que se construyó el centro histórico y zonas densamente pobladas de la Ciudad de México, amplifican el movimiento en el suelo hasta 10 veces. Los datos acerca de la amplificación de la onda sísmica en las diferentes zonas con sedimentos lacustres revisados durante todo este tiempo han sido polémicos arrojando diferentes datos, que dependen básicamente del tratamiento que se les da a los registros utilizados. Una hipótesis sugiere que la Cuenca del Valle de México está formada a su vez por varias pequeñas cuencas que poseen características sísmicas independientes.
Uno de los avances hasta 2004 fue la elaboración de un mapa, en el que se identificaron diferentes zonas de riesgo. Para determinar estas zonas se utilizó información de estudios geológicos en campo, y estudios geofísicos. La Zona I, es el área montañosa de la ciudad en donde las rocas volcánicas actúan como un terreno sólido que disminuyen los efectos sísmicos por la naturaleza de la misma roca.

Mapa de zonas Sísmicas de Flores Estrella, UNAM (2004)
La Zona II son áreas de transición entre los sedimentos originados de la erosión de la roca volcánica y de la Zona III. Esta última, corresponde a los sedimentos lacustres de los antiguos lagos. En esta zona es donde se registraron los mayores daños durante el sismo de 1985.
¿Qué se está haciendo actualmente?
Las investigaciones actuales están aplicando diferentes técnicas para entender mejor las características del subsuelo, en la Ciudad de México. Algunos estudios proponen realizar un modelo tridimensional de la cuenca, para entender el comportamiento sísmico en la antigua zona del lago. Por medio de nuevas técnicas geofísicas se realiza un estudio en capas muy someras, que van de 30 a 50 m de profundidad. La combinación de diferentes campos de las Ciencias de la Tierra, trabajan en equipo para encontrar respuestas a más preguntas conforme se obtienen más resultados.
Se ha demostrado que por medio de planes de protección civil como en Chile, que a pesar de la magnitud y la intensidad de los sismos, la cultura de prevención desarrollada entre la población puede minimizar las pérdidas humanas de manera impresionante. Basta con ver las imágenes del terremoto en días pasados (16 de septiembre) en Valaparaiso, Chile, que afectó a más de la mitad del país en donde la pérdida de vidas humanas fue mínima.
Si quieres saber más acerca de sismos puedes consultar:






















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